Te recuerdo aquella noche en que nos quedamos solos,
una de esas tantas noches en que fundimos nuestros
rostros caminando por el campo; los dos el uno para
el otro, los dos solos y extaciados en nosotros.
Una de esas tantas noches en que te bajé del cielo en
trozos yéndote a buscar yo solo, subiendo por tu
escalera y entrándole por tus ojos. Una de esas tantas
noches en las que dormimos poco, cobijados rostro a
rostro y encendidos como focos; oliendo a salsa en
su morbo, a sueños, a velas y a retozos…
¡Llenos de ardor y pletóricos como dos soldados bobos!
Recuerdo aquel tapiz rojo y tus cabellos cayendo, me
recuerdo y lo presiento, que pronto volveré a verlo. Te
recuerdo en abanico y como mariposa en vuelo. Te
recuerdo y me recuerdo que no pude contenerlo y te
asalté con mis versos; y con mis labios en fuego tu
vestido vi cayendo, desnudándote en silencio.
Me recuerdo de aquellos besos que te robé en el alero,
perdona, pero pienso que fueron buenos; y es por eso
que aun los quiero, es por eso que hoy te vuelvo…
Añora, te recuerdo aquellos truenos vueltos susurros
viajeros andando todo tu cuerpo, tu sobre ellos
gimiendo; y yo tras de ti estremecido con el vaivén de
tus juegos. Recuerdo ahora que has hecho el camino
prometido; y recuerda lo que había dicho en algún
presagio viejo, recuerda bien que pasó el tiempo…
Y que hoy vuelves desde lejos; a buscar a tu Romeo.
Recuerda que escribí versos donde te describo
volviendo, viniendo a buscar tu príncipe como ejemplo
de sujeto, de devoción a lo nuestro y de lo predicado
hecho. Me recuerdo y te recuerdo llena de globos tus
pechos, de serpentinas cayendo como luceros del cielo;
que recuerdos que tenemos…
Que vellos que erizan ciegos y peregrinos durmientes,
que ciego amor este nuestro que nos dicta lo que
hacemos, que sentimientos más bellos. Me recuerdo y te
recuerdo bailando frente al espejo, sonriendo envuelta en
velo y haciéndote la modelo. Recuerdo que tus cabellos se
ondulaban por tu cuerpo; y sé que te acuerdas de eso…
Que recuerdos que tenemos, que fieros ríos de cuerpos
los que corren mar adentro y al horizonte alzan remos,
en velero te diviso haciendo el amor a un coral negro y
luego veo que te pesco como en un catarro bueno. Que
velas que arrían de puerto para afrontar su destino,
que marineros de deseos que nos fundimos en ellos.
Y embelesados en besos, nos recuerdo; qué recuerdos
que tenemos. Y ya vez como te vuelvo y que vuelves como
prometido. En aquellos versos vivo, pues son presagio
divino que hoy nos montan hasta cielos, al Olimpo de
nuestro mito ecléctico que no cree en bombas ni en ritos;
y a los amores más lindos, que como el nuestro están vivos.
Pic. by Tony Cantero Suárez.
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El mundo, las palabras y yo
es fantastico ,,,,,,,,,,,,,,,,bellisimo,,,,,,
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Encantado con tus cumplidos Crist… mil gracias, Tony.
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