Con dos palabras me basta… (A, Ariel Arias)

Dos palabras nunca bastan para describir una estampa,
dos situaciones anárquicas no se explican sin contarlas,
el verbo lleva gramática y la vida días que pasan. Se
escribe en negro si acaban y en rojo si el amor nos gana,
en verde si hay esperanzas y en gris si el días es de
nostalgias que por nuestro cielo azul se alzan; y en
naranja dulce y vitaminada, porque el azar no descansa.

Dos palabras nunca alcanzan para definir las almas que
vagan, la pobreza y la metralla van de la mano al nirvana
cuando el intelecto ataca. Y en el limbo la voz calla y solo
el recuerdo habla, cuando perdemos nuestra plaza y no
hay plata para comprarla. En el infierno no hay agua ni
se habla de encontrarla, ni se le dice a quién fragua que
volverá a concretarse, como un producto que iguala…

Porque quien arde se estalla en mil pedazos de naipes,
jugando cartas en un parque con su medalla colgada,
juzgando a Dios de cobarde por no haber venido a
salvarle, cuando le hiso falta a su alma; y dos palabras
sobraban, para no hacer el desaire…

Pero en paraísos con gracia donde los sueños invaden,
dormidos, despiertos y por todas partes, las dos palabras
bien valen para catalogar el arte y dar valor a quien bien
lo hace. Allí, donde el pan sabe a casabe, donde todos
somos traje, carne, sangre y mil alardes, existe un Edén
de esmeraldas con  pepitas de tomates. Por donde
corren ríos entre arboles y entre ellos manantiales. Y la
hierba sabe a menta; que al ojo un guiño le hace…

Por allí, como pocos saben, las alegrías dan clases y se
enseña a comportarse como si fuéramos Ángeles, con
nombre propio; y capaces…

Se repite bueno días, buenas tardes, buenas noches, por
favor, puedo ayudarle, tanto amor, tómame y dame,
besos y abrazos y amor tajante. Adiós vibrantes cada vez
que el Sol no sale y el alba grita hilarante que la vida no
se acabe. Las noches tocan sus claves para que las
estrellas bailen colgadas de un cielo en jaque. Y hasta el
zodiaco se place, haciendo signos al aire, e inventándose
otros lares por una vía que no engañe…     

Por allí, por donde les hablo, la luna se desnuda oronda
y loca se va al combate con algún astro que la ale y la
pasee por los aires montada en un carruaje, como
merece quien ame y nunca tiente el desaire. Y las
lechuzas temblorosas vuelan por donde no saben y se
despluman sus colas para darlas a sus novios, que en
magma las sacan del pozo. Por allí se juega a amarse y
la intensión da reposo; a quien no espera encontrar oro.

Y en dos palabras las nupcias terminan las aventuras de
todo aquel que tenga una. De todo aquel que ame la
lectura y recuerde que al comienzo yo solo hablaba de
una estampa vaga, que nos permitiera admirarla. Y he
acortado la distancia que existe entre ruina y sabia, para
que en las ideas vean fallas y anticipen la metáfora
recordando que es abstracta. Dos palabas que sulfuran y
que bastan a quien las valga; para dar las muchas gracias.

Y eso merece una estatua, a las tantas alegrías del alma.

Pi. by Ariel Arias.